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ELVIRA

Un día del año 95 decidí poner fin a tanto sufrimiento, no sabía que pasaba pero si sentía que cada d ía que pasaba me moría un poco más.Me sentía esclava de mi propia persona, era como estar en una cárcel sin barrotes.
Había oído que lo que me sucedía era una enfermedad.Negaba una evidencia tan clara, me auto engañaba, mentía, manipulaba, robaba y un largo etc., el final era, consumir drogas.
Perdí mi dignidad, autoestima, amigos, trabajo pero principalmente me perdí a mi misma. Lo único que me quedó fue mi familia y mucho dolor. En el quinto intento de suicidio mi familia tomó las riendas de mi vida. De esa época tengo muchas lagunas mentales de las cuales no se que es lo que pasó, emocional y físicamente estaba destrozada.
Fue entonces cuando conocí la manera de salir de ese infierno acompañada del apoyo de mi familia.
Empecé un tratamiento del que no entendía nada, donde me decían que mi vida anterior no me serviría para nada y que debía construir nuevamente esa personalidad tan perdida. Durante muchísimo tiempo me rodee de personas con mi misma enfermedad, me sentía bien, tranquila, y algo que fue muy importante para mi, comprendida, por que vi que eran como yo. Pude comprobar que no era tan mala persona, que simplemente estaba y sigo estando enferma.
Me sorprendía ver que mis terapeutas eran adictos rehabilitados que vivían una vida normalizada y sobre todo que no consumían drogas.En los momentos bajos el verlos ahí me hacía seguir hacía adelante.
Tuve miedos, inseguridades y me sentía como una niña pequeña, pero seguía sin consumir.
Han pasado muchos años de estas primeras experiencias, mi vida actual está totalmente enfocada a ayudar a personas que como yo todavía sufren. Soy feliz, tengo mi dignidad y sobre todo sigo sin consumir drogas.

Agradecer de por vida a mi padre, madre, hermanos, cuñada y sobrinos el apoyo que siempre tuve y tengo de ellos. Elvira.

Yo quiero, yo puedo.

ANÓNIMO

Empecé a fumar cannabis con 14 años, sólo lo hacía de vez en cuando y siempre en compañía. Nos reuníamos todos, supuestamente, para jugar a las cartas, pero en realidad lo que nos llevaba allí eran las ganas de fumar. Aunque esto lo veo claro ahora, porque antes creía que controlaba. Me encantaba esa sensación de pasarnos el porro, me hacía sentir muy unido a mi gente. Años después, comencé a fumar a diario, sólo por las noches, para acabar, más tarde, fumando entre seis y ocho canutos diarios. Se que muchos pensareis que no es tan grave, que los porros no tienen tantos efectos perjudiciales como otras drogas, y puede que así sea, (aunque hay informaciones muy dispares al respecto), pero lo peor es verteconvertido en su esclavo. Yo no concibo la vida sin cannabis, no se estar en mi casa sin fumar, ni tampoco en la calle. Algunas novias que he tenido se han acabado cansando de mi apatía, de verme siempre tirado en el sofá, metido en mi mundo, porque en ese momento me apetecía más eso que salir a cenar con ellas. He pasado largas temporadas desconectado del planeta, fumado, metido en mi casa y sin llamar a nadie, porque nada me motivaba más, ni ver a mi gente, ni cualquier plan, que estar fumado. Es verdad que no todo el mundo acaba así, hay quien puede ser más moderado, pero hay otros muchos, como yo, que no sabemos, no queremos o no podemos. Espero que este no sea nunca tu caso. No banalices la adicción psicológica al cannabis, puede ser igual o más fuerte que la de drogas aparentemente más peligrosas.

Ma. José

La triste realidad es que era demasiado joven y me dejé llevar por las circunstancias y por qué no decirlo, por los amigos… A mis 17 años me veía allí plantada, inclinada sobre la mesa mirando aquel polvo blanco, "accedí a la invitación y esnifé mi primera raya de coca en aquella larga noche donde caerían los gramos a pares. Fue el principio de los 5 años que duró mi pesadilla, presa de mis mentiras, de robos de dinero en casa, de días sin aparecer ni dar señales de vida, de abandonar mis estudios, la culpable de los llantos y las penas de mis padres… Una agonía que mata en vida, pero es tu vida hasta que no decides lo contrario y quieres cambiarla.
Desear morir y morirte es lo mejor que te deseas cuando estás enganchado a la cocaína, no se puede vivir sin ella. ¿Alguien se imagina poder vivir sin aire? Los ataques de ansiedad te oprimen el pecho cuando te terminas la última bolsa, ya no hay más dinero pero necesitas más y más y más… Te desesperas, el corazón late con una fuerza descomunal, la nariz llena de sangre y heridas producidas por los cortes que genera la coca al esnifarla, no comes, no duermes, la depresión es tu pan de cada día… En el infierno se puede estar mucho mejor, creedme. 
Ahora tengo 24 años, mi existir en este mundo ha cambiado desde que afronté mi enfermedad y abrí los ojos. Busqué el apoyo de mis familiares y ayuda en un CAD, junto con todos ellos y mis ganas de superación hoy puedo gritar que: SOY EX-COCAINÓMANA!!! Llevo 2 años y medio sin consumir y así me mantendré hasta el día que me muera porque mi vida vale más que ese maldito polvo blanco!

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